Se trata de una marcha que sigue un patrón de corte clásico y sobrio, que nos transporta sin duda a otra época pasada de la composición procesional y con la que pretendemos adaptarnos al pasaje evangélico en el que Cristo expiraba ante la mirada de su Madre y su amado discípulo.
Con esta nueva marcha, serán ya cinco las nuevas composiciones incluidas en nuestro repertorio de cara a la próxima Semana Santa de 2.019.